Algo se muere en el alma cuando una abuela se va

Querida abuela:

Esta noche la Virgen María ha venido a buscarte. Esta noche ha empezado la Vida de verdad para ti. Lo entiendo, los del cielo han debido pensar que ya estaba bien de prestárnosla tanto tiempo y que ahora les tocaba a ellos.

Y es que HOY EN EL CIELO HAY UNA FIESTA. Me imagino a San Pedro engalanándose para salir a recibirte, cogerte del brazo y acompañarte, andando despacito, a conocer al Jefe. Y después de abrazarle, contarle tus cositas, decirle que eres navarrica y del Barsa, coger tú el brazo de San Pedro y preguntarle: “mi chico, ¿una cafetería por aquí?”. Puedo ver los nervios que habrán tenido el abuelo, el tío y toda tu gente al verte de nuevo. “¡Por fin!”, habrán dicho.

Me alegro mucho por ti y por todos ellos. Pero los de aquí… nos quedamos con un gran hueco que no vamos a poder rellenar. Has sido una persona EXCEPCIONAL. Has sido una persona auténtica, limpia, sencilla. Y guapa, arrolladora y muy muy pero que muy graciosa. Creo que en eso he salido a ti, jejeje.

Has vestido con ropa de H&M y Zara hasta el último día, porque con 90 años, dentro de ti no había rastro de una abuela, sino de la chica joven que siempre has sido. Nos acordamos con risas cuando la prima Paloma, con dos o tres años entraba en Zara con su madre y te llamaba a gritos, porque entendía que vivías allí.

Hoy he recibido cientos de mensajes de amigos míos, de mi edad, que han sentido mucho tu pérdida, ya que siempre te hacías amiga de todo el mundo, fuera quien fuera. Tus nietos sabíamos que ir por la calle contigo era tardar 30 minutos en recorrer 50 metros, ya que te iban parando para saludarte y a cada uno le preguntabas por lo suyo. Hoy me han escrito también algunas chicas que han trabajado conmigo en mi casa y en la de mis padres, que te adoraban, porque se han enterado de la noticia y lloran desde el otro lado del charco.

Hoy eres la protagonista de mi blog, que siempre has pedido que te leyeran, y quiero darte las GRACIAS abuela, por haberme dado la vida, por haberme querido, por haberme regalado ratos memorables, por haberme enseñado tanto. Se me va una amiga y una compañera, cualquier pequeño plan a tu lado se convertía en un planazo. En Semana Santa te di un beso al despedirme y la verdad que pensé que podría ser el último. Qué rabia me da que por sólo un día, no haya  podido darte otro. En fin… cosas de la vida.

Esta mañana le hemos contado a los niños que ya estabas en el cielo y la rubita me ha preguntado si en el cielo tendríamos el mismo cuerpo que aquí, y yo le he dicho que sí, pero que yo estaría más delgada. Y la tía me ha contestado: “menos mal, mamá”. Me ha venido muy bien para dejar de llorar un ratito.

Ahora eres nuestro “hombre en la Habana”. Contamos contigo para darle la tabarrilla al Jefe con nuestras cosas y sé que llevarás también la cadena de rezos de las katiuskas. 🙂

Mil besos, abuela. Te quiero. Ha sido un orgullo ser tu nieta.

Hoy hay fiesta en el cielo porque ENTRA UNA GRANDE.